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Xochicuicani
Maestro en Arte Moderno y Contemporáneo, músico, poeta y loco; ingeniero en acústica, metrólogo.
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lunes, 14 de marzo de 2011

Feminismos y femineidad

Fragmentos: Un Autorretrato de Angélica Gallegos


El autorretrato en la historia del arte, más que la representación ególatra del artista, obedece, en cada tiempo, a la objetivación de la especificidad del artista, su condición, su autoconciencia, como individuo o como ser social. Desde un Durero, un Rembrant o un Goya, la búsqueda de la identidad resulta primordial dentro de las razones del autorretrato.

La Posmodernidad trae consigo la autoconciencia de la identidad de las minorías históricas. En este orden de ideas, el feminismo, como una autoconciencia social, ha encontrado una vía de desarrollo dentro de este pensamiento y por supuesto, en el arte mismo.

Con su autorretrato, Fragmentos, Angélica Gallegos expresa esta autoconciencia, como ser individual, y aún más, como ser social. Enmarcada en el Día Mundial de la Mujer, la pieza funde la video instalación con el performance; es un recorrido por la vida de la artista, a partir de imágenes que recorren desde su infancia hasta su momento presente, y se fusiona con la misma artista, quien se muestra en un proceso de limpieza, o como dice ella misma, “como una especie de nigromante que limpia y armoniza mis experiencias en cada momento en que transito por este espacio”.

La obra fue presentada en un baño de mujeres de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Querétaro; y a la par, en la Casa de Cultura de Tampico, también dentro del baño de mujeres. El autorretrato, proyectado en el espejo, es también una apropiación de un espacio público, que, así mismo, violenta un momento que no deja de ser íntimo, aún estando dentro del propio espacio público.

Con música de Rita Indiana, un fragmento de "El Platanito", donde se escuchan palabras como "verdaderamente, artísticamente, ambiciosamente, políticamente, casualmente, amigablemente…" subraya la autoconciencia de Angélica como ser humano creador y su especificidad como artista y más aún, como mujer.




Los hombres se niegan a entrar a ese espacio, sobre todo por la carga cultural que involucra el letrero Mujeres. Porque se violenta también su propia percepción de sí mismos por romper la "prohibición" del ingreso al espacio íntimo, destinado al género femenino.

Las mujeres, espontáneamente escriben con lápiz labial en el espejo. Liberan sus puntos de vista, dentro de un anonimato que les permite expresarse sin tapujos. Pero dentro de un espacio donde ellas mismas son conscientes de su femineidad y la exaltan, maquillándose, arreglándose, para al salir, enfrentarse al mundo, machista, la gran mayoría de las veces. Se ponen coquetas, muchas veces por la inercia de la tradición y el aprendizaje social.

Este autorretrato, no es únicamente la autoconciencia de la artista, sino del género femenino, negado y denigrado generacionalmente por las sociedades a través de los tiempos.